Escrito por: Alicia Zamora M. Directora ConArte
Muchas personas hemos tenido la experiencia de coleccionar algo desde la niñez: postales, cromos, carritos, superhéroes, muñecas, hojas secas, abejorros y otros insectos, boletos a conciertos, a partidos de fútbol, cajetillas de cigarros, gorras… en fin, objetos que nos representaron algo en su momento.
A pesar de que algunas de estas colecciones sucumbieron con la edad, con la paciencia de una madre deseosa de limpiar o reacomodar la casa, otras se quedaron en las áreas donde se guardan las cosas que ya no se usan; siguieron vigentes dentro de nuestros intereses. Dejadas o no de lado, lo que podemos recordar es su sentido, el enorme deseo de atesorarlas y obtener el siguiente espécimen como único para completar lo que difícilmente tenía fin. Sólo quien ha coleccionado, puede reconocer la emoción del acierto, del encuentro con lo buscado y la satisfacción de mantener ese estímulo de algo que nunca puede ser estático ni definitivo.
Los coleccionistas saben que el interés por el objeto no se limita a acumularlos. Va más allá, es una actividad y hasta una forma de vida, en la que están implicados desde los rincones más subjetivos, hasta lo más racional u objetivo que lo justifique. Coleccionar es un ejercicio intelectual permanente en algunos casos, cuya búsqueda de información y del objeto, se asemeja al del científico que va tras un hallazgo nuevo, tras un hito. Es una forma de recreación, de aventurarse en un mundo que les saca de sus profesiones o actividades habituales, y les proporciona descanso, distintos placeres. Independientemente del sentido que tenga para cada persona, coleccionar es un ejercicio que nunca deja de lado su sentido lúdico y estético. Sentido que por lo demás, nos devuelve a esas sensaciones primarias, fundadas en la niñez, cuando el juego era nuestra forma de aprender y de crecer. Quizás en eso estriba el verdadero sentido de coleccionar: en la capacidad de que las cosas nos generen asombro, del contacto con la identificación de materiales, técnicas, diseños, funciones y conceptos que revolucionaron el momento con su aparición, de conocimientos que hilan historias. A
Coleccionar, que es atesorar la historia material como testigo de la evolución cultural, artística, sociopolítica, tecnológica, científica o en cualquier otro campo, nos recuerda especialmente en la era de lo virtual, que la posibilidad de palpar, oler, observar detenidamente en tercera dimensión, escuchar perfectamente hasta las imperfecciones, degustar con el paladar y la piel cuando esta se eriza, nunca podrán ser superados. Es la diferencia del paraíso de sentirse en las nubes, o verlo desde la nube.
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